Decorar y distribuir un loft es, en primer lugar, entender y disfrutar de la infinidad de posibilidades que permite el espacio diáfano. El reto es conseguir sacarle todo el partido a la superficie disponible sin saturarla ni renunciar a la amplitud visual que ofrece, más allá de sus dimensiones.
Los lofts no tienen límites, por tanto, las texturas, los colores, los materiales, el mobiliario y la luz se transformarán en los muros alternativos que delimiten los espacios.
Si el loft va a destinarse a lugar de trabajo, su versatilidad agrega numerosas ventajas que lo convierten en idóneo para la disposición de oficinas y despachos. Para aprovechar al máximo partido al loft es necesario hacer una específica planificación y no menospreciar ningún detalle.
Para entender algunas de las características que presentan los lofts cuyo uso es el de oficina podemos hacernos una idea con las imágenes que podemos encontrar en la siguiente web, corresponden a un conjunto de lofts con distribución en dos plantas que se dedican precisamente a dar un servicio de oficinas o despachos profesionales.
Usos y necesidades
Las posibilidades para distribuir un loft son numerosas pero hay que tener en cuenta ciertas consideraciones para evitar el caos y cuidar el orden. En primer lugar, es necesario definir cuál es el uso que se le va a conceder a la oficina. No es lo mismo un estudio de diseño gráfico que una agencia inmobiliaria o un despacho de abogados. Teniendo en cuenta su utilidad, a partir de ahí deben cubrirse las necesidades y crear en el espacio la identidad de la empresa.
Un núcleo y varios satélites
El loft es un espacio continuo, por tanto contribuye a generar espacios que se suceden y se interrelacionan. Por eso debe pensarse cómo se estructura la circulación interior, es decir, habrá un núcleo central alrededor del cual orbitarán el resto de las divisiones. Ese centro, al que se accederá fácilmente desde la puerta de acceso, puede ser la recepción de personal o una sala de espera. Desde ahí se ramificarán los puestos de los empleados, el despacho privado, una sala de uso múltiples y lugar de reuniones, una pequeña cocina y los baños.
Si el loft dispone de altura suficiente es una decisión práctica construir un altillo al que se accederá por una escalera y que permita generar un espacio diferente y con mayor aislamiento.
Iluminación
La luz natural y la iluminación artificial son prioritarias para pensar la distribución, puesto que definirán los límites sin necesidad de levantar tabiques. Sustituir muros por grandes ventanales permitirá la entrada de gran cantidad de luz, lo que amplificará el espacio.
En las oficinas generales, donde se ubica el personal laboral, se instalará una iluminación general uniforme que se combinará con luces concentradas que remarquen los puestos de trabajo, los ordenadores o los objetos importantes. Esa misma consideración es apta para los despachos privados puesto que el cometido es esencialmente el mismo. Sin embargo, al pensar en la cocina y en los baños debe optarse por una iluminación más intensa y pareja.
Materiales y mobiliario
Otra manera de diferenciar los espacios es mediante la combinación de los materiales. Por ejemplo, se puede utilizar madera para el suelo en general, mientras que en la cocina y en el baño la opción puede ser un cemento alisado o la clásica cerámica.
También ayudará el uso de alfombras en algunos de los ambientes que, junto con la madera, aportarán calidez al espacio. Otra apreciación interesante para las estructuras de la cocina y el baño es armonizar acero inoxidable y cristal. Y es de obligado cumplimiento elegir óptimos elementos de ventilación y aislamiento.
El mobiliario modular, además de resultar la opción más funcional tiene varias ventajas, contribuye a la construcción de la volumetría, es decir, su altura permite generar visuales amplias y dibujar los límites entre los espacios. Además, su capacidad de movimiento facilita modificar la estética y las dimensiones. Otra consideración a tener en cuenta con respecto al mobiliario es pensar en clave geométrica, lo que ayudará a mantener el orden.
Pensar en funcionalidad no significa renunciar al confort, lo que puede obtenerse colocando en los espacios comunes, por ejemplo, algún sofá o sillón que identifique áreas de descanso o de espera, además de hacer acogedora la estancia. Los muebles ayudarán a limitar espacios pero si se necesitan ambientes con determinada privacidad, el uso de mamparas, de madera o de cristal traslúcido, pueden marcar esa diferencia.
No cabe duda de la practicidad de los muebles, no solo como lugar de almacenamiento sino también como paredes móviles, pero además hay que pensar en ellos desde el punto de vista estético. Es importante considerar que en los lofts el mobiliario debe ser minimalista. La madera se convierte, por tanto, en un material prioritario, no solo porque su variedad se adapta a multitud de variables estéticas sino porque también otorga calidez a los ambientes.
Colores y objetos
El color es un elemento de vital importancia cuando pensamos en la decoración de un loft. Teniendo en cuenta que estamos hablando de espacios con materiales brutos a la vista, como pueden ser el cemento o el ladrillo, los colores neutros son una excelente combinación para armonizar con las texturas pesadas. Los colores intensos podrán incorporarse en objetos determinados o en algún póster que puede colgarse en alguno de los muros.
El loft, por sus características, permite muchas posibilidades pero es preferible ser sobrio que excederse con los elementos. El uso de espejos también ayudará en la sensación de amplitud. Por último, nada como algunas plantas para intensificar la energía de las oficinas y los despachos del loft. Todos estos consejos para la decoración y la distribución de un loft son una guía a la que cada uno le sumará creatividad e identidad personal.